Estamos MaMadOs!

Y no, en esta ocasión no nos referimos a resultados electorales. Sino al triunfo galácteo en la segunda copa huerguista de la T85. Y es una copa con un sabor especial: con tintes de nostalgia y notas de épica. Porque no se había ganado nada en la temporada y hasta se había sufrido el descenso de III. Porque no deja de ser una copa más, que afianza la historia del club, convirtiendo a Mantecas Martínez en el más ganador de la MaMadO junto con Fuzz y Ramos (lo que se le suma a ya ser el más ganador de la Huergo con Ramos y de la Supercopa con Fuzz). Porque para obtenerla hubo que vencer al eje ramense en semis y final. Y por que no también, como fue mencionado anteriormente, porque el equipo parecería haber alcanzado su techo de rendimiento y ya cada vez se le hará más difícil repetir un logro de este tipo.

El camino del campeón

El torneo comenzaba con partido en principio accesible para los cuartos de final. El rival, un Sportivo Ultimo Foco que venía de no haber enviado indicaciones durante gran parte de la Huergo pero que sobre el final estableció una alineación decente basada en un fuerte mediocampo, intermedia defensa pero escaso ataque. El 451 fue contrarrestado con un clásico 352 que dejaba bien parado al equipo en términos de porcentajes. El partido fue entretenido para el público y tuvo nada menos que 15 ocasiones de gol en total repartidas 9 para el local y 6 para la visita. El punto a destacar: la apertura del marcador mediante un penal convertido por Jasemi, quien a pesar de su bajo nivel en pelota parada tuvo que hacerse cargo de estos eventos durante toda la temporada a falta de un especialista. El partido se mantendría cerrado hasta el minuto 68, donde en una jugada por el centro el Bocha Bochenin convertiria el 2 a 0, dejando escasas posibilidades de empate para el equipo contrario (afortunadamente, ya que en esta ocasión no se habían dejado cambios planificados). De esta manera, los de Ciudad Jardin mantenían su invicto contra los de Bragado y accedían a la siguiente instancia.

Cuartos de final

En semis tocaría enfrentar a nada más y nada menos que Real Bebal, vigente campeón de la Copa Huergo. Si bien Mantecas había recuperado la forma en la segunda parte de la competición y le había ganado en la fecha final, había esperanzas pero no dejaba de ser posiblemente el partido más duro del torneo. Mantecas mantendría el 352 mientras que Real Bebal se retrasaba en un 451, incluyendo el debut de un polaco patasucia comprado días antes por más de M$ 4.5, de posición mediocampista devenido en defensor central. Y si bien los galácteos se podían ver mejor parados al inicio, nada hubiera hecho pensar el resultado final: contundente 4 a 0. Ni el avance a 352 ni la marca personal sobre el Negro Uña hicieron efecto sobre un Mantecas al que se le dieron todas. Gran partido de Bujnoch y a disputar la final nada menos que con Ramos Mejía.

Semi final

Las finales son siempre difíciles y especiales. Mantecas también venía de vencer a Ramos por la Copa Huergo pero este partido era otra historia. Mismo 352 por un lado, pero agresivo 253 por parte de los de Lomas del Millón. Los únicos 2 defensores: un mediocampista en orientación ofensivo y un defensor consignado a perseguir al Negro Uña por toda la cancha y no dejarlo jugar. Lo que en el casino se diría: “Todo al mediocampo”. Sumado a concentrar los ataques por el centro, la estrategia de la visita estaba clara y era un a todo o nada. Cuando Mantecas tuviese una, sería casi gol asegurado. Y el comienzo pintaba bien, cuando en el minuto 12 el Cheto Di Piazza sacó la primer ventaja en un evento de córner. Pero la cosa iba a cambiar. Camilo Prieto empataría el marcador al minuto 30. Hubo otra jugada normal para Ramos en el primer tiempo, que desperdiciaría Branco. Inicia el 2doT y Jasemi desperdicia un evento de lateral en el ’55. Munive lo mismo luego de un TL indirecto en el ’62. Velardez convierte el 2-1 en el ’63 en una normal por el centro al igual que el empate previo y se vienen los bondis: 451 y a bancar la parada. Para colmo, Velardez, ya con la cinta de capitán, malogra un penal en el ’64. Ramos lo tenía a Mantecas contra las cuerdas, que pasa a 253 con un alto % de ataque pero perdiendo el mediocampo para generar jugadas. Pero en el 66′, continuando el raid delictivo de situaciones, el relator aparece una vez más para avisar que Pelayo Irauqui, haciendo la veces de Zinedine Zidane en la final de Alemania 2006, tira un cabezazo que es advertido por el cuarto árbitro y se va con roja directamente a las duchas. Ahí el mediocampo queda igualado y sólo hacía falta 1 jugada normal, 1 que no se había dado en todo el partido, para igualar el marcador. No sería en el ’70, momento en el que Velardez desperdicia otra ocasión, sino que habría que esperar hasta el último minuto del partido, el ’89, cuando ya los de verde estaban empezando a imprimir las camisetas de campeón, para que Mantecas tenga la primera normal y nuevamente el cheto de la plaza convierta, esta vez por derecha y para marcar el agónico empate. Los de celeste quedaban bien parados para el alargue y con la confianza de ganarlo en ese período. Pero nuevamente las 2 ocasiones fueron para Ramos, desperdiciadas a los pies de Velardez, y la definición quedaría en los infartantes penales. La secuencia fue la siguiente: 4 conversiones iniciales, falla Almirall y se ilusiona Ramos, pero a continuación falla la promesa Avellaneda, convierte el Fideo Vincenti, erra Johnsen y el arquero Orion Rapushaj sella el triunfo. Todo era desahogo y festejos.

FInal

Mantecas campeón, levanta otra copa, a brindar y a festejar.

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